Los niños

19:20 estefania villacis 1 Comments



Cuando me proclamaron Reina del cantón Bolívar dije con mucha emoción que uno de mis sueños era que los niños nunca dejen de reír y nunca tengan que trabajar, que por ningún abuso o maltrato pierdan la inocencia propia de sus cortos años, y es que desde siempre me han contrariado las injusticias y más las que atañen los derechos de las niñas y los niños.

Cada día ante las situaciones y difíciles realidades que me han tocado evidenciar no puedo dejar de sentirme desilusionada y a la vez impotente ante la indiferencia de nuestra sociedad, comenzando por las autoridades de todos los niveles quienes suponen que con dar algún presente en una fecha especial del año realizan la mayor obra y no es así, nuestros niños demandan el respeto y cumplimento de sus  derechos para poder alcanzar su bienestar y desarrollar su habilidades.

Y es irónico que en muchos de los casos sean sus propios padres quienes abusen de sus derechos, me resulta indignante que la indolencia y el egoísmo en el que han caído muchas personas que pueden hacer algo importante para proteger a un niño no lo hagan, simplemente porque solo se interesan por su comodidad, por ello digo que las palabras de amor y consideración por los niños se diluyen cuando necesitan de nuestra ayuda y eso debemos erradicarlo.

No sólo las balas matan a las personas, la indiferencia, el egoísmo y la falta de solidaridad también y no podemos admitir que aquello continúe deshumanizando al mundo, y mucho menos intensificando las injusticias sociales. Nuestra buena voluntad y más aún nuestras acciones positivas por más pequeñas sean siempre causarán un gran impacto en la población.

De nada sirven los convenios, códigos y demás leyes que garantizan la protección integral y específica de los derechos de los niños, si cada uno de nosotros los irrespeta, si mediante nuestros actos no les inculcamos valores y les brindamos la seguridad emocional que requieren para formar una gran autoestima y personalidad.

El fin de semana a propósito de la celebración del día mundial de las personas con Síndrome de Down, me entusiasme tanto al rodearme de niños maravillosos pero así mismo me di cuenta de lo mucho que necesitan y sobre todo lo injusta y cruel que han sido muchas personas con ellos a lo largo de la historia, discriminándolos y refiriéndose a ellos con irrespeto; sin embargo, me conmovió tanto el amor con que muchos padres especiales - como ellos se denominan -, han emprendido una lucha que estoy segura van a ganar, para poder ofrecerle a sus hijos todas las oportunidades que necesitan para ser independientes, profesionales y tan exitosos como una persona con 23 pares de cromosomas.

Nunca podremos ser perfectos, pero si podemos cultivar día a día en nosotros valores tan nobles como el amor, la bondad, el respeto y la tolerancia.

Nunca olvides que si tus acciones no ayudan a mejorar la vida de alguien, entonces tu vida no tiene sentido.

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