SI HAY GENTE BUENA

8:27 estefania villacis 1 Comments


Hoy al dirigirme hacia mi trabajo tuve una linda conversación con el taxista que me llevaba, me dio mucho alegría saber que aún no se pierden las personas sencillas, buenas y sobre todo consientes  de la importancia de cultivar valores y transmitirlos.

A simple vista parecía un señor indiferente, sin embargo a media que fluyeron temas me di cuenta de que era muy sereno, algo que casi no se ve en estos días, me supo decir que él se preocupaba mucho por leer, no sólo por aprender nuevas cosas y estar enterado de lo que acontece, sino por educar de la mejor forma a su hijo, me dijo que procura al máximo que el joven cuya edad actual es de 12 años no pierda el rumbo, sepa la verdad de la realidad que lo rodea, que tenga un criterio fundamentado de las cosas.

Le exprese que me había dado mucho gusto escucharlo, me resultaba grato conocer gente con tan buena vibra y paz, ya que entre tanta gente estúpida, acomplejada, resentida y envidiosa, en otras palabras detestable, porque no hace falta matar, robar, violar o cometer actos semejantes para ser considerado así (es lo que yo pienso, así de fuerte), era un alivio toparse con personas como él.

También me conversó sobre sus estudios, él sólo estudio hasta el colegio, y le dije que no hacía falta ir a la universidad para ser una gran persona, que era más culto y tenía más calidad humana que mucha gente con títulos, maestrías o doctorados.

Cuando termino el trayecto, lo único que le mencione fue que lo felicitaba por su forma de ser, de pensar y ver la vida, por la visión positiva y descompilada que tenía de todo, por cultivarse y sobre todo por tratar en lo posible que su hijo sea un gran ser humano, que nunca cambiara y que en todo le vaya bien.

En serio es un alivio toparse con gente así... nunca se deja de aprender, trillado, pero necesario recalcarlo. Y no sólo se aprende en espacios educativos, lecciones igual o más valiosas las tienes con las personas verdaderamente humildes de corazón, honestas y trabajadoras, que no definen su felicidad ni éxito por la supuesta relevancia de un determinado oficio o profesión. 

A veces nos olvidamos de lo importante y le dejamos espacio a lo que no suma ni ayuda, sino que entorpece, distrae, molesta o entristece. Hasta ocupamos más energía de la necesaria en lo que al fin y al cabo hace ruido un momento pero termina extinguiéndose.

Finalmente quisiera dejar plasmado algo muy real: “La gente suele decir muchas cosas, pero no hace nada… bueno, nada propositivo porque lo dañino abunda”. 

Ante eso yo soy así de clara: “Siempre estoy haciendo cosas, no estoy dispuesta a distraerme para hablar de nada ni de nadie hostil. No me desgasto en entender lo “negativo” de la gente, me concentro en alejarme de esa negatividad, de que no me tope nada tóxico”.

Con afecto,

Estefanía Villacís G.

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