SI HAY GENTE BUENA
Hoy al dirigirme hacia mi trabajo
tuve una linda conversación con el taxista que me llevaba, me dio mucho alegría
saber que aún no se pierden las personas sencillas, buenas y sobre todo consientes
de la importancia de cultivar valores y
transmitirlos.
A simple vista parecía un señor
indiferente, sin embargo a media que fluyeron temas me di cuenta de que era muy
sereno, algo que casi no se ve en estos días, me supo decir que él se preocupaba
mucho por leer, no sólo por aprender nuevas cosas y estar enterado de lo que
acontece, sino por educar de la mejor forma a su hijo, me dijo que procura al
máximo que el joven cuya edad actual es de 12 años no pierda el rumbo, sepa la
verdad de la realidad que lo rodea, que tenga un criterio fundamentado de las
cosas.
Le exprese que me había dado
mucho gusto escucharlo, me resultaba grato conocer gente con tan buena vibra y
paz, ya que entre tanta gente estúpida, acomplejada, resentida y envidiosa, en
otras palabras detestable, porque no hace falta matar, robar, violar o cometer
actos semejantes para ser considerado así (es lo que yo pienso, así de fuerte),
era un alivio toparse con personas como él.
También me conversó sobre sus
estudios, él sólo estudio hasta el colegio, y le dije que no hacía falta ir a
la universidad para ser una gran persona, que era más culto y tenía más calidad humana que mucha gente con
títulos, maestrías o doctorados.
Cuando termino el trayecto, lo
único que le mencione fue que lo felicitaba por su forma de ser, de pensar y
ver la vida, por la visión positiva y descompilada que tenía de todo, por
cultivarse y sobre todo por tratar en lo posible que su hijo sea un gran ser
humano, que nunca cambiara y que en todo le vaya bien.
En serio es un alivio toparse con gente así... nunca se deja de aprender,
trillado, pero necesario recalcarlo. Y no sólo se aprende en espacios educativos,
lecciones igual o más valiosas las tienes con las personas verdaderamente
humildes de corazón, honestas y trabajadoras, que no definen su felicidad ni
éxito por la supuesta relevancia de un determinado oficio o profesión.
A veces nos olvidamos de lo
importante y le dejamos espacio a lo que no suma ni ayuda, sino que entorpece,
distrae, molesta o entristece. Hasta ocupamos más energía de la necesaria en lo
que al fin y al cabo hace ruido un momento pero termina extinguiéndose.
Finalmente quisiera dejar
plasmado algo muy real: “La gente suele decir muchas cosas, pero no hace nada… bueno,
nada propositivo porque lo dañino abunda”.
Ante eso yo soy así de clara: “Siempre
estoy haciendo cosas, no estoy dispuesta a distraerme para hablar de nada ni de
nadie hostil. No me desgasto en entender
lo “negativo” de la gente, me concentro en alejarme de esa negatividad, de que
no me tope nada tóxico”.
Con afecto,
Estefanía Villacís G.
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