No quiero ser prudente

20:50 estefania villacis 2 Comments

Dicen que eres dueño de tu silencio y esclavo de tus palabras, relativo, ya que también puedes ser esclavo de tu silencio, y muchas veces al contener tus pensamientos y no poder exteriorizarlos terminas afectándote por esa mala decisión de reprimirte. Es verdad que se debe pensar antes de hablar, pero es más verdad que no puedes optar por acostumbrarte a no hablar cuando tienes que hacerlo. 


No expresarte fortalece los prejuicios de los “sensatos”, agranda los terribles estereotipos que merman la cordialidad de la gente, multiplican esos moldes que en nada son perfectos o ideales. Hay que ser libres, dejar ser y hacer a los demás lo que quieran y como quieran, nadie tiene porque crear clones de nadie.


Me desconcierta y luego me causa risa que muchas personas se horroricen y fomenten caos de lo que se dice o escribe en base a la verdad y la objetividad, en lugar de horrorizarse e indignarse por infamias, calumnias, descalificaciones sin fundamento, palabras peyorativas, términos discriminatorios y muchas cosas más de ese tipo. Esa doble moral es la que se debe aplastar, y no las manifestaciones de quienes con valor y responsabilidad hablan de lo que sienten que deben hablar.


El problema actual es que no se trabaja por lo que significa la verdadera igualdad, sino que se han des configurado los códigos en la sociedad y lo que se pretende es que la gente sea igual en maldad, en cinismo, en oportunismo, en frialdad, en una terrible conformidad bajo el título de “correcto”.


Cada ser humano es como es, y debe actuar de la forma que lo haga sentir más feliz, por ello ser tolerantes es muy importante para ser buenos receptores de los mensajes que nos dan los demás; al principio se puede llegar a minimizar lo que se escucha pero en todo existe algo útil y no todos llegamos a asimilarlo por los perjudiciales convencionalismos.


El ser espontáneo es extraordinario, denota la luz que has podido encender en ti mismo, es una magnífica consecuencia de las almas transparentes y autónomas. El “reservarse” las emociones consume y es cómplice de lo injusto que se vive a diario.


¿Quién puede calificar con entera precisión la prudencia? Nadie.


¿Quién puede ser libre para expresarse? Todos.


Nada más fácil y sencillo como eso, que se diga todo lo que se piense y que eso se repiense bien es magnífico, que se lo calle no es conveniente. Hay que ser valientes no sólo para luchar a nivel físico, sino para defendernos a nosotros mismos de lo que quiera atacar nuestra esencia y personalidad, nuestro accionar que siempre debe reflejar las certezas que nos forman.


Si ser prudente equivale a ser indiferente, a ser hipócrita, a ser antipático, no quiero ser prudente.


No quiero ser prudente y si me gano “problemas”, no importa porque es más valioso ser auténtico y mostrase tal cual, que adoptar personajes de acuerdo al lugar o a quien tengamos cerca, porque a la final nos convertiremos en alguien más y no en el ser que tiene que brillar.


Con afecto,


Estefanía Villacís.

P.D.: Calladita no me veo más bonita, y tú tampoco.


2 comentarios:

  1. Que bonito mensaje escribes muy bonito... felicidades

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    1. Muchas gracias por leerlo y por considerarlo de esa forma. Bendiciones!

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