La política

10:51 estefania villacis 3 Comments

Con frecuencia escucharnos que la política es sucia, que es una porquería, corrupta, y así otros adjetivos terribles. La realidad parece como la describen, pero no lo es. La verdad es que unos cuantos malos políticos con sus desacertadas acciones y con su mala utilización de la misma, han creado ese concepto que muchos pretenden dejar tal cual, sólo por el afán de obtener privilegios para sí.


Ya lo dijo Aristóteles: “Somos animales políticos por naturaleza”, ninguna persona en el mundo es, ni puede ser apático a este arte, cuya única y sublime meta siempre debe ser la de crear condiciones extraordinarias que propicien una magnífica calidad de vida para todas las personas, con indiferencia de la realidad actual que atraviesen.


Cada vez que los pueblos se encuentran cerca de procesos eleccionarios para designar a sus mandantes, surgen las típicas preguntas del ¿Por qué?, ¿Para qué quieres ser político? Se considera obvia la pregunta de porque quieres, para que, o porque estás participando en política, sin embargo, los contextos siempre son diferentes, habrán muchas respuestas parecidas, unas superfluas y otras más profundas, al final será el tiempo el que demuestre quien luchó por una convicción y quien por una ambición.


La política si bien tiene como finalidad el servicio a la colectividad para mejorar su bienestar, en la práctica es uno de los principales medios para obtener poder, un poder que a muchos ciega de sus “ideales”, un poder que en manos equivocadas se convierte en un arma de extremo peligro, ya que lo utilizan para crear sumisión y no para crear una verdadera transformación de la sociedad. Se originan súper egos en los políticos, lo que hace que se desvanezca la finalidad de la política y que los electores miren con desprecio a esta labor que de ningún modo puede perder su inherencia.


La historia de la humanidad nos ha mostrado un sin número de ejemplos, y las realidades actuales lo siguen haciendo, pero aún persisten personas que se escudan en la política para ser lo que su petulancia les ordena. Se muestran hábiles en hacer creer que sólo con la política se puede ayudar a la gente y no es así, no ha sido y no va a ser así. No necesitas ser político para servir a los demás, necesitas cultivar la solidaridad como tu virtud principal, necesitas hacer que las mismas oportunidades que tú tienes, las tengan los otros, y para eso hay muchos caminos, que sin duda podrían ser más bonitos porque estarían llenos de gente más sincera y más feliz. 


Aun así es una gran herramienta, un camino directo y a la vez corrompible si parte de los principios que tengas y de las convicciones que te motivaron a defender lo que muchos piensan se debe dejar como está, pierden fuerza y se desdoblan en el camino de las tentaciones políticas.


Siempre diré que una mala persona puede llegar a ser un político, pero de paso, porque una buena persona si será un político que deje huellas.


Impidamos que se siga distorsionando la política.


Con afecto,


Estefanía Villacís G.

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