RUMORES

Los rumores van formando una
cadena oscura y tóxica de comentarios que no tienen ninguna base sólida, y por
eso de entrada hay que ser tajantes cuando alguien se nos acerque para iniciar
conversaciones donde utilicen expresiones tales como: creo que vi, parece que
escuche, me contaron, es que tu no
sabes y algunas parecidas; en consecuencia, indiferencia total hacia los
comentarios dañinos, no se les debe prestar atención y mucho menos valor a esas
palabras dado que lo único que pretenden es crear situaciones perniciosas. También
suelen darse los casos en donde los rumores van presididos de alabanzas o mezclados
con rosas y puñales; de cualquier modo no debemos acceder a entrar en el vergonzoso
juego de quienes, cuya malsana intención es menospreciar la calidad humana y/o
profesional de otra persona.
También es cierto que de una
forma no intencional se pueden llegar a crear muchos rumores, y no es menos
cierto que estos se pueden acallar sin que se haya dado la oportunidad de que se propaguen y causen unos cuantos perjuicios. No es mentira que
siempre estaremos propensos a cualquier situación, y nunca preparados al cien por
ciento tanto para apreciar y asimilar correctamente lo positivo, como para tolerar
y aprender de lo negativo, sin embargo con que seamos objetivos y pongamos en práctica
el ejercicio de estar por un breve momento en el lugar de otra persona, es decir, de ponernos
en sus zapatos para llegar a sentir lo que les podemos causar si no somos
justos en nuestras acciones y sensatos con nuestras aseveraciones.
Todos tenemos la misión de
disculpar con verdadera honestidad a quienes nos hayan creado rumores, y con esa misma honestidad debemos llegar a disculparnos
por quizás haber actuado en alguna circunstancia de nuestras vidas desde el estrepitoso
escenario de los “chismes”, y es así, nadie puede decir que no lo ha hecho, con
voluntad o sin ella ha ocurrido y sólo cabe reconocer lo que sea imperioso
para irnos apartando de las zonas donde se fomenta todo lo infausto y
adentrarnos en los sitios donde brotan y prevalecen posiciones ecuánimes, términos amigables y actos solidarios cargados
de amor.
Así que alertas con los sugestivos y feos rumores, que no existan, apaguemos todos los que podamos y sacudámonos
con potencia de los que nos hayan sido creados, no tienen por qué opacarnos. Por
último, ya sabemos que si no queremos que nos creen rumores, no tenemos que
participar acrecentando los rumores sobre otros.
Con afecto,
Estefanía Villacís G.
0 comentarios: