MI 2016

8:14 estefania villacis 0 Comments

Lo pensado e impensado, lo aceptado y rechazado, lo deseado y todo lo que no… ahí estoy haciendo un recuento de todo lo que significó un año donde mis alas se desataron y con ello empecé a volar sin manuales, sólo con una breve guía producto de lindas experiencias, pero alentada por la convicción de hacer un buen viaje, donde los contratiempos fueran nulos, sin la idea de encontrar tormentas y con la idea de iluminarme e inspirarme de muchos arcoíris.


En efecto todo resultó formidable y no porque no hayan habido tormentas, sino porque de ellas aprendí a apreciar mejor el panorama colorido que siempre estaba junto a mí, y cuando éste se quiso oscurecer y mi parecer entristecer, la fortaleza de mi alma salía al rescate del cuerpo que no podía desfallecer de ningún modo.


Yo pensaba muchas cosas que no eran verdaderas, terminé de aprender a no juzgarme y de hecho eliminar la palabra juzgar de mi diccionario, aprendí a interrogarme y darle respuestas a todas las situaciones que pretendieron afectarme pero que jamás detuvieron mis acciones, aprendí a reiniciarme cada día y liberar energías que no eran saludables.


Las lágrimas fueron y serán purificación, método infalible para limpiar los restos nocivos de las decepciones y traiciones; las sonrisas el mejor amuleto y bloqueo para los representantes de lo perjudicial que de paso vieron acabados sus objetivos; y, la mente lúcida fue la base para no dejar instalar los espectros que siempre vienen disfrazados de dulzura.


Cuando pasas mucho  tiempo en una cajita de cristal te acostumbras tanto a la protección que terminas convenciéndote de que todas las personas son entes de bondad e incapaces de lastimar porque sí, nada cierto, de todos modos cuando se es fiel a sí mismo y se logra esquivar la maldad, se gana más fuerza para ser. Y aunque muchas veces me han dicho y me dirán que el mundo no es color de rosas, me sonreiré y no lo creeré, hay que convencerse de hechos positivos, no de pesimismos inútiles. No espero que el mundo sea color de rosas, yo hago mi mundo de múltiples colores.


Los viajes y las aventuras emprendidas me hicieron inmensamente feliz, me ayudaron a redescubrir muchas cosas y a descubrir unas cuantas que resultan más que necesarias para continuar caminando firme y segura en esta vida, para ser más desprendida y cálida, arriesgada sin caer en la irresponsabilidad, en dos palabras: totalmente libre.


Como no mencionar a las personas maravillosas que conocí, totalmente diferentes a mí y allí radicó el encanto, en poder aprender de ellos, de sus historias, contagiarme de sus ideales, en fin, aquello es un buen motivo de agradecimiento porque simboliza florecimiento en todos los aspectos.


Sin embargo, lo más bonito es y será mi familia, quienes con cada consejo, cuidado y aplausos me hacen más especial, luchadora y sensible a la vez, y desde luego que persuadida a nunca soltar todo lo que me motiva; por mí y por ellos seré y alcanzaré lo que sueño. Las palabras difícil e imposible no existen en mis metas.


Mi año se resume en lo siguiente: “La determinación es un ingrediente insustituible en la receta de la felicidad”.


Con afecto,


Estefanía Villacís G.

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La navidad

10:07 estefania villacis 0 Comments

La navidad es el momento más lindo del año, yo lo creo así y sé que la mayoría también. El entusiasmo por compartir se incrementa, se rompen aquellas barreras que no dejan transitar con fluidez la afectividad y consideración, mismas que deben primar por los demás. Debería ser siempre, pero no pasa, con todo ello en diciembre el amor se propaga y la alegría se multiplica al compás de los villancicos.


Muchos adultos que por una u otra razón han perdido ese toque mágico de la navidad, dicen que este festejo es sólo para los niños, algo contradictorio, ya que nadie nunca pierde ese espíritu infantil que propicia la fraternidad y el asombro por lo bonito, una gran imaginación que regala ánimos para convertir todo lo simple en fantástico. Se olvidan de revivir lo que en su infancia los hizo feliz.


Otras personas se empeñan en ver y hacer ver a la navidad como un acontecimiento de puro consumismo, perfecto para fomentar el materialismo, ésta es una errada apreciación y afirmación, no tiene por qué ser así; en todos los festejos que marca el año calendario saldremos en búsqueda de un detalle que le denote a nuestros familiares, amigos y a todos quienes deseemos lo importante que son para nosotros o el agradecimiento que sentimos hacia ellos por el motivo que fuere, y si no podemos hacerlo con algo material, están los abrazos, las llamadas y mensajes para recordárselos, las deferencias no tienen códigos. Vale tener presente que en esta vida es todo, los muertos nos dan recuerdos y reflexiones pero nosotros a los muertos no podemos darles nada.


Es verdad que con el transcurrir de los años, se ha desconfigurado el verdadero sentido de la celebración navideña, que algunos le dan preponderancia a la figura del famoso Papa Noel, tratando de opacar lo que significa el nacimiento del niño Jesús en todos quienes creemos en Dios, sin embargo, cada quien con lo que quiere creer y hacer, las reglas para una convivencia pacífica son por demás sencillas, el “problema” radica en querer parecer y no ser.


Esperar diciembre para ser “amables” es uno de los hechos que han atentado contra el espíritu navideño, restándole importancia a eventos y acciones propias de la fecha, sin olvidar a aquellos que aprovechan la ocasión para venderse como entes de solidaridad; en todo caso no se puede condenar una festividad tan cálida como la navidad por acciones planificadas con dobles intenciones por un determinado grupo de personas. Aprendamos a centrarnos en lo positivo y también a propagarlo.


Los detalles materiales nos gustan a todos, aunque solos no bastan, sirven cuando son pensados y entregados con cariño, cuando lo que pretenden es afianzar los lazos de hermandad. Las luces que se encienden en los árboles y casas deben encenderse también en nosotros, no tiene sentido encender objetos y vivir con un ánimo oscuro, con un espíritu gris y desolado.


Una feliz navidad y una feliz vida para todos ustedes, deseo que todos sus días los vivan con una aptitud de amor, respeto y solidaridad por los demás. Con las ansías inclaudicables de brillar con el mismo encanto de la Estrella de Belén.


Con afecto,


Estefanía Villacís G.

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DESPRENDER Y APRENDER

14:03 estefania villacis 0 Comments

Cuando un año calendario está por concluir de pronto surge una premura porque los días pasen de forma rápida (y no debería ser así), ya a estas alturas el cansancio y las ganas de permanecer en un estado de ocio se afianzan, pero por otro lado también la imaginación de todo lo que se quiere hacer en el nuevo año bloquean a la pereza e inyectan ánimo y energía. Se quiere empezar de inmediato.


Pasa y pasará el sentir que en los últimos días del año ya no hay mucho por hacer, sólo compartir festejos con amigos y familiares, es relativo, a veces en esos días se pueden finalizar con éxito o empezar con pie derecho muchas otras cosas. De algunos finales surgen grandes comienzos, esa ha sido una de las enseñanzas más valiosas que me han regalado las experiencias.


De lo que si estoy plenamente segura es de que este momento es la oportunidad idónea para replantearnos todo, para ser más racionales y menos emocionales en cuanto a las situaciones que quizás no estén funcionando al cien por ciento. Hay que desprenderse de lo que presione, quite intenciones y frene a las decisiones importantes; hay que aprender, pero bien, hay que tener voluntad y la suficiente valentía para hacer lo que se debe sin que prevalezca el irresponsable: “Hago lo que quiero”. Lo que se quiere no siempre conviene, no conviene muchas veces porque la ilusión nubla la objetividad.


Pensar más de la cuenta termina desgastando, aun así es necesario porque la plenitud no se obtiene sólo por anhelarla, sino por trabajarla, se la mantiene en óptimas condiciones cuando se la protege, y no se la disminuye por concesiones que al final no terminarán valiendo la pena. Para desprenderse de cualquier partícula de toxicidad hay que pensar y para aprender igual.


Aunque seamos conscientes de los cambios y de las liberaciones, éstas pueden terminar acumulando restos perjudiciales y atentatorios a la estabilidad, hasta los restos de los momentos de excesiva felicidad hay que limpiarlos, lo que ya fue, ya fue. Cada día hay que reprogramarlo para que sea un mejor capítulo que el anterior, no una copia, y peor una segunda parte. La creatividad siempre debe anteponerse a cualquier adversidad.


No considero que hayan motivos para estar siempre igual, ni para conservar lo que ya no otorga ningún beneficio, no comulgo con lo apegos porque terminan siendo condenatorios, no acepto lo que sea atentatorio a la tranquilidad. Desprenderse de los “tienes que hacer” es fundamental para aprender que la libertad de ser no se puede conceder, absolutamente nada de lo que nos pueda disminuir se puede pactar.


Bastaría la reflexión, sin embargo, lo determinante sería mantener una posición de: NADA NI NADIE BOICOTEARÁ MI DECISIÓN. Hay que blindarse con extremo cuidado, y alejarse de los distractores para que nada llegue a empañarse.  Se debe mirar con el corazón, y pensar con la más grande razón. Desprender es aprender a elegir no sólo lo correcto sino lo adecuado para cada uno. 


La vida se vive sin prisas, se vive desprendiendo lo malo y aprendiendo lo correcto.


Con afecto,


Estefanía Villacís G.

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Que nada reste

12:57 estefania villacis 0 Comments

Me cansé de las escenas de victimización, de tolerar las amarguras de quienes viven siendo lo "malo" que refleja otros cuantos y que de paso están acostumbradas a actuar por actuar sin saber a quienes afectarán.

Me cansé de la gente simple, poco afectiva, de la que vive quejándose y opacando lo bonito que tienen. De esa que se deja llevar por la rutina y no le dan prioridad a lo que deben hacer perdurar para su bienestar.

Me cansé de ser tolerante con lo que no me hace sentir bien y que mucho menos me complace, con lo que me siembra dudas y por si fuera poco me intenta regalar miedos absurdos.

Me cansé de explicar lo que no tiene mayor incidencia a quienes no tienen por qué saber a detalle mis temas. 

Me cansé de las personas para nada agradecidas, de las grises que se quieren anteponer a los colores, de quienes viven en mentiras y te quieren atrapar en ese juego ridículo y sin sentido.

Me cansé de esperar lo que no depende mí y que seguramente nunca se dará, de comprender lo que no tiene una válida justificación pero si una no tan buena intención.

Me cansé de preocuparme demás por lo que no vale ni merece la pena, por lo que sólo me turba y en nada me ayuda a seguir siendo lo que quiero.

Me cansé de hablarle bonito a los oídos sordos, y de mirar con optimismo a lo que quizás siempre sea pesimismo.

Me cansé y eso significa que estoy liberada de todos y de todos lo que estaba causando un mal ruido, porque mi mundo no puede afectarse y peor estancarse. 

Vale saber que despertarse no es la simple acción de abrir los ojos luego de varias horas de haber estado dormidos, despertarse equivale a ir cambiando los entornos, y realizar limpiezas de hábitos y personas.

No quiero una vida intranquila, no quiero una vida aburrida, no quiero un vida de rutinas, me reinvento cada día y por lo mismo no me pierdo en restaurar lo que ya no funciona.

Me cansé las prórrogas, y de las concesiones, esto me lo repetiré a diario unas mil veces para que nada interfiera en mis acciones.

Me cansé hasta del celular, porque me desconcentra de lo verdaderamente valioso y me quita muchos minutos que bien puedo emplear en laborales productivas.

Me cansé de muchas cosas pero jamás de sonreír porque tengo infinitos motivos para ser cada día más feliz, y son precisamente esas cosas buenas en mi vida las que me hacen despertar y cansarme de lo que no suma.

Me cansé y me cansaré de cualquier situación que me reste armonía.

Hay que cansarse siempre de lo que te no te hace fluir.
Con afecto,
Estefanía Villacís G.

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