Piérdete y encuéntrate

7:58 estefania villacis 0 Comments



Nunca he querido comenzar mis escritos con palabras que denoten pesimismo o reflejen negatividad, pero vale la pena hacer una introducción con un suceso del día de ayer 15 de febrero de 2018.

Comencé mi día con algunos infortunios, aparentemente pude resolver tareas académicas, sentía que todo iba bien, hasta que por temas laborales me sentí tan enfadada, decepcionada de la gente, fastidiada al punto de no dejar de mirar al cielo queriendo sentir la mirada de Dios para poder entender y asimilar las lecciones que él me quiere regalar.

Con ese mal ánimo me dirigía a un compromiso, un lugar bonito, la comida deliciosa, el ambiente agradable pero yo estaba idiotizada, no apreciaba nada; lo bueno era que estaba consciente de ello, pero lo malo fue que me deje afectar.

Sumado a esto suena mi teléfono, y quien me llamaba me dice cosas que en vez de ayudar me hicieron sentir que necesito perderme un tiempo para volver a equilibrar mis emociones, para alejar los fantasmas, para anular las frustraciones y para superar todo lo que me pueda atormentar… luego de eso continuar.

Lo positivo de la noche y de todo el día fue la persona que estaba a mi lado, me recordó que hace algún tiempo no había publicado nada en este blog, las palabras que me dijo me alentaron, arreglaron mi ánimo y muy contenta le dije que gracias por lo que pensaba de lo que he escrito y además lo siguiente: “Tranquilo, que con lo que he experimentado los último meses y lo de hoy, seguro mañana escribo algo y me voy de largo -jajajaja-”.

Y aquí estoy, aprovechando un tiempo libre de mis clases de maestría para limpiar mi alma de la mayor cantidad de sensaciones que han nublado mis días.

Siempre he dicho que pienso mucho y que para nada es bueno, me boicotea, pero estoy determinada a acabar con ello, en este momento no se me ocurre cómo pero lo lograré. Seguido de ello y de a poco iré modificando muchas cosas que en resumen son vivir al máximo para mí y por mí con la mayor armonía que me sea posible, alejada de los problemas, de todos y de todo aquello que no me eleve.

Me he perdido de muchas maneras, no me arrepiento de haber invertido energías y tiempo en situaciones que precisamente el mismo tiempo aclararan; he transitado entre el bien y el mal, entre verdades y mentiras, entre promesas y certezas.

Hoy decido que renaceré, que recuperaré mi poderío y lo reforzaré, que ningún obstáculo retrasará mi andar por el maravilloso camino que Dios ha diseñado para mi vida, que jamás voy a dejar de ser un ente de alegría, que me voy a perder pero esta vez de otra forma.

Me volveré a encontrar pronto y estaré más esplendorosa.

Con afecto,

Estefanía Villacís G.


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