MUJERES, POLÍTICA Y FUNCIÓN PÚBLICA

15:43 estefania villacis 1 Comments

Los discursos de paridad y equidad para defender la igualdad de mujeres y hombres en el ámbito político y público se han tornado tan vacíos y sin sentido porque la mayoría se han quedado en meras palabras rebuscadas para dar una buena imagen, pocos se han convertido en acciones de cambio; por ello valoro más a los hombres que no caen en la espectacularidad de no parecer machistas, que a las mujeres que lo son pero hablan bonito de igualdad.

A pesar de todo la lucha por la igualdad de género no se detiene, eso está perfecto; y aunque en un determinado momento pareció que las mujeres empezaban a ganar espacio y tomar decisiones en este campo, siguen siendo fichas en el tablero de los reyes del patriarcado. Lo digo porque en nuestro país, la historia reciente muestra que la participación y representación de las mujeres en el ámbito público se incrementó exponencialmente, pese a esto e irónicamente no se redujo la violencia política hacia ellas, no pisaron fuerte y mucho menos abrieron el camino para las otras, por la falta de sororidad, poca convicción de igualdad de género, y por mucho MACHISMO.

Además, por lo que he podido evidenciar, acepto con tristeza que el sexismo lo fomentan las propias mujeres al cuestionarse por vestimenta, apariencia, etc.,  por creerse moralmente suficientes para juzgar la decencia, muchas viven poniéndose el pie y no se extienden las manos. Y qué decir de los famosos roles que históricamente el patriarcado ha asignado a hombres y mujeres, que se vuelven presiones sin sentido, de ahí que se quiere reforzar el equívoco de que las mujeres que gozan de representatividad en lo político-público son malas madres, esposas y viven en soledad.

En la administración pública, las mujeres que se encuentran en cargos directivos enfrentan resistencia de todo tipo, de un lado la envidia de su género y del otro lado hombres que subestiman sus ideas (la competencia malsana y traiciones abundan, lo peor es que lo han normalizado); de aquí surgen dos escenarios, el primero donde muchas tiran la toalla cediendo ante la presión, y el segundo donde se impone la firmeza y las funcionarias destacan generando ejemplo.

A todo esto traigo a colación que el otro día escuchaba a una autoridad y me pareció tremendamente ridículo, SI, pésimo que se intente ganar o mantener sitiales en base a la lástima, conmoviendo con lágrimas y dramas, lo cual me llevó a reflexionar que existe una diferencia muy grande entre victimizarse por lo que ha sido tu historia de vida o motivar con tu historia de vida a muchas mujeres que desde lo público pueden hacer algo significativo. Las primeras son estrellas fugaces, las segundas de firmamento, las que se quedan en el imaginario colectivo.

Volviendo a la paridad, ahora que se acercan nuevas elecciones veremos si los partidos y movimientos políticos escogen a más mujeres para puestos principales y no de suplentes, si se generan consensos, apoyo y convergencia de ideas. En fin, la paridad no debe ser una imposición sino una decisión desde los espacios de los movimientos y partidos políticos en aras de una igualdad material entre los géneros. Las mujeres deben resolver participar activamente y generar una incidencia positiva en la sociedad, de lo contrario se mantendrá la violencia estructural que las oprime y objetiviza. 

El poderío femenino se reforzará cuando todas las mujeres crean en sí mismas, se sientan capaces de gestar cambios y de apoyarse mutuamente en todos los ámbitos; en el caso de las primeras, deben estar dispuestas desde el cargo de alcaldesas, prefectas, asambleístas, gobernadoras, presidentas y/o cargos directivos de la función pública, a generar transformaciones y tener claridad entre lo que significa servir y jamás ser servil; basta que lo crean, se convenzan y lo apliquen. En lo político y público, las mujeres fuertes, seguras y autónomas tendrán el liderazgo requerido para trascender.

Con afecto,

Estefanía Villacís G.

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