¿Qué debemos hacer por las personas que queremos?
El afecto que sentimos por las personas que conforman
nuestra familia, así como el cariño que llegamos a sentir por nuestros amigos y
también el aprecio y consideración que nos despiertan aquellos que por diversos
temas se vinculan con nosotros, estoy segura que nos inclinan a siempre procurarles
su bienestar, a que se sientan bien en nuestra compañía y a que se afiancen los
vínculos de fraternidad.
Sin embargo, no faltan las situaciones en las que llegamos
a distraernos e inconscientemente conseguimos que se disminuya la calidad de
tiempo que compartimos con dichas personas, es como dejar enfriar la calidez y
levantar barreras. Por ello, cabe preguntarse siendo lo más honestos posibles,
¿Qué hemos hecho por las personas que queremos? ¿Qué estamos haciendo? ¿Qué debemos hacer?
Estoy convencida que lo primero es realizar una
comparación de lo que se ha vivido con lo que se vive, aunque vale acotar que
las comparaciones de cualquier clase no suelen ser muy agradables, aun así no
dejan de ser necesarias e importantes a fin de esclarecer aquello que se ha
tornado oscuro y desde luego renovar esas relaciones interpersonales.
Como segundo punto considero que deberíamos tratar de
mostrarles un mayor interés por sus asuntos, para que si les surge un momento
de flaqueza, por ejemplo, sientan que nuestro apoyo será efectivo e inmediato,
que cuentan con alguien que está dispuesto a alivianar sus cargas y
preocupaciones.
Tener detalles que denoten nuestro interés hacia ellos,
hace que la vida de esas personas se colme de dichas; una llamada, o un mensaje
nunca estarán de más, por el contrario nos permitirán mantenernos cercanos y
evitar que las ocupaciones del día a día nos desvinculen de lo realmente
significativo.
El tercer punto se basa en el ánimo que se puede
inyectar, en ser capaces de contagiarlos del mayor entusiasmo para que en
ningún momento pierdan la fuerza para lograr sus sueños, para desenvolverse con
mucha pro actividad, con un dinamismo puro que los construya en personas más felices,
optimistas y resilientes.
El cuarto paso pareciera complicado pero no lo es, básicamente requiere
que en la medida de lo posible nos encontremos serenos y prestos para que en lo
que estemos realizando predomine la positividad, formar una conducta
equilibrada que nos respalde al momento de querer aconsejar, guiar, de conducir
a nuestra gente amada por las rutas más sencillas y alegres sobre las que se pueda
tener alcance.
Finalmente y no por ello menos importante, lo que debemos
hacer continuamente por las personas que queremos y que anhelamos estén
felices, es darles prioridad, organizar nuestro tiempo y tareas para que no se
queden fuera de nuestras vidas, ya sabemos que muchas cosas son impredecibles y
lamentar el haber podido dar más de nosotros a alguien querido, puede generar
una tristeza no tan simple de sobreponer.
Quererlas y quererlos mucho, con la mayor intensidad, eso
es lo que debemos hacer por las personas que forman la parte linda de nuestro mundo.
Estefanía Villacís G.
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