Juventud con pasión y sin compasión

12:33 estefania villacis 2 Comments


La juventud es una de las etapas más exquisitas de la vida, y a su vez una  etapa determinante, ya que en este período tenemos la responsabilidad de no sólo formarnos como personas, estudiar, independizarnos, sino que también sentar bases sólidas para el resto de nuestra vida.

En la actualidad los jóvenes somos más decididos, hasta cierto punto arriesgados, vivimos a un ritmo más ágil y aunque existen ocasiones en la que no medimos consecuencias, no nos preocupamos, puesto que al fin y al cabo saboreamos la magnífica y opulenta energía que nos concede la preciada juventud, y eso nos hace sentir “dueños del mundo”.

Evidentemente que no todo resulta fantástico, todos los días no son color de rosas, las tormentas con truenos, relámpagos y que en ocasiones incluyen rayos, son imposibles de librar, aunque esto tampoco significa que arraiguemos la idea de que es obligatorio experimentar dolor y tragedias para evolucionar, NO, NO y NO; me refiero a que en muchas momentos podemos dar pasos en falso, y esto no debe traducirse en algo negativo del todo, dado que es parte del proceso y de nuestra construcción personal y social el hecho de superar los obstáculos que acontezcan, romper las barreras que pretendan frenarnos y asumir los desafíos necesarios que prueben la perseverancia y el temple que poseemos. 

No obstante, recalco que soy una persona no sólo totalmente convencida, sino comprometida en que siempre debemos actuar con CONSCIENCIA, para en primer lugar no causarnos daño a nosotros mismos y en segundo lugar e igual de valioso, no hacerle daño a los demás (Principio básico); por lo cual me siento con el deber de producir una reflexión llena de cariño hacia todos los jóvenes que en este preciso instante experimentan vacío y desolación, jóvenes que han apagado su dinamismo y que en lugar de vivir con pasión, están sintiendo compasión de ellos.

Los jóvenes con pasión son alegres, valientes, positivos y llenos de sentimientos nobles para compartir con los demás, pero sobre todo son visionarios, no buscan a las buenas oportunidades, las crean con mucho empeño, si caen no se estancan en mirar el paso de los demás, se levantan con más vehemencia y procuran cambiar lo que está mal, transforman realidades y jamás son indiferentes.

No debe incidir en nada las “malas experiencias” que se vivan para dejarse atrapar por la desidia, por la tristeza, por la sensación de una vida miserable, siempre debemos prohibirnos abrir nuestra alma para sumirnos en la desdicha, mientras que debemos limpiar esa alma y dejar entrar en ella solamente fortaleza, júbilo y anhelos, mismos que se convertirán en el soporte necesario para actuar y obrar con pasión.

La compasión a sí mismos marchita, limita, cierra caminos, evita apreciar los trayectos que florecen para nuestro andar, anula. Por esta razón, que la decisión de hoy y de todos los días sea observarnos con amor, reconocimiento y admiración, pero sobre todo observarnos siendo consecuentes del valor que poseemos y de la tarea que tenemos para hacer de nuestra juventud el recuerdo más bello de nuestra historia. 

Con afecto,

Estefanía Villacís G.

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