Traumada

14:07 estefania villacis 0 Comments

De seguro al leer el título suponen que se trata de algo un poco tenso ¡Para nada! Por definición un trauma es un choque emocional (no voy a realizar un enfoque desde el punto de vista psiquiátrico, zapatero a su zapato),  pero me resulta un tema atrayente porque muchos lo vivimos. Yo utilizo el término traumada cuando tiendo a preocuparme demasiado por algo que sé está bien, bajo control o que para mí buena suerte no generará ningún efecto negativo, saben, es como darle mucha importancia a cosas que no terminarán modificando nada de nada. 


Siento que ya me he relajado más y le he bajado cuatro rayitas a mis lapsus de traumada (aún faltan tres para llegar a cero). Me refiero a casos como estos: abro mi cartera y no encuentro mis lentes, ¡Dios mío, se me cayeron! No Estefanía, tranquila, los dejaste en la oficina… mi imaginación me sabotea la tranquilidad y me aparecen escenas de que los he guardado, inhalo, exhalo, pretendo calmarme y me digo, no pasa nada, SI los guardaste y se quedaron en ese lugar, no se cayeron, relájate. Pasan un par de minutos y vuelvo con lo mismo, ¡Mis lentes! No se pudieron haber caído (carita triste), y así algunas veces la misma escena, hasta que me enfrento al drama y digo ¡Basta! si se cayeron se cayeron, compras otros y aprendes a ser más cuidadosa con tus cosas, punto final. (Esto me pasó hace poco). Y cuando los encuentro, mi yo interno me hala las orejas, y me vuelvo a prometer dejar de ser traumada.


Para mi bien, son esas cositas simples las que intentan afligirme, no las dejo, son lo único con lo que me peleo; no obstante, conozco a quienes se trauman hasta con el aire que respiran ¡Como desaprovechan la vida! 


La mayoría de las veces dejamos pasar por desapercibido esos detalles, no reflexionamos en que de aquello que parece tan minúsculo se derivan algunos estados nada satisfactorios y que nos pueden irritar intensamente, por eso tenemos que trabajar mucho en la sensatez, sin presiones, no seremos jamás un ente de perfección o personas con mil virtudes y cero defectos; sin embargo, estos aspectos de nuestra personalidad son los que poco a poco van debelando los puntos fuertes y los que están frágiles, para que sepamos cambiarlos con mucha paciencia.


Irse puliendo con aplomo implica muchos esfuerzos, la base de todo será el aceptar las conductas que entorpecen nuestra serenidad y que de igual manera nos hacen propensos a actuar con exasperación, alejándonos de poder conseguir un estupendo balance en las diversas ocupaciones que efectuamos a diario.


Fijémonos en el progreso que alcanzamos, tener intención es el comienzo, más no equivale a todo el compromiso que se debe asumir cuando nos movemos bajo el deseo de llegar al máximo nivel.


Igual todo pasa, y sé que no me equivoco al decir que  terminamos riéndonos de nosotros mismos por esas escenas un tanto pavorosas, ¿ENTONCES? Dejemos los dramas en el teatro. 


Que nada nos condicione, que nada nos sugestione.


Con afecto,


Estefanía Villacís G.




0 comentarios: