Traumada
De seguro al leer el título
suponen que se trata de algo un poco tenso ¡Para nada! Por definición un trauma
es un choque emocional (no voy a realizar un enfoque desde el punto de vista
psiquiátrico, zapatero a su zapato), pero me resulta un tema atrayente porque
muchos lo vivimos. Yo utilizo el término traumada
cuando tiendo a preocuparme demasiado por algo que sé está bien, bajo
control o que para mí buena suerte no generará ningún efecto negativo, saben,
es como darle mucha importancia a cosas que no terminarán modificando nada de
nada.
Siento que ya me he relajado más
y le he bajado cuatro rayitas a mis lapsus de traumada (aún faltan tres para
llegar a cero). Me refiero a casos como estos: abro mi cartera y no encuentro
mis lentes, ¡Dios mío, se me cayeron! No Estefanía, tranquila, los dejaste en
la oficina… mi imaginación me sabotea la tranquilidad y me aparecen escenas de
que los he guardado, inhalo, exhalo, pretendo calmarme y me digo, no pasa nada,
SI los guardaste y se quedaron en ese
lugar, no se cayeron, relájate. Pasan un par de minutos y vuelvo con lo mismo,
¡Mis lentes! No se pudieron haber caído (carita triste), y así algunas veces la
misma escena, hasta que me enfrento al drama y digo ¡Basta! si se cayeron se
cayeron, compras otros y aprendes a ser más cuidadosa con tus cosas, punto
final. (Esto me pasó hace poco). Y cuando los encuentro, mi yo interno me hala
las orejas, y me vuelvo a prometer dejar de ser traumada.
Para mi bien, son esas cositas
simples las que intentan afligirme, no las dejo, son lo único con lo que me
peleo; no obstante, conozco a quienes se trauman hasta con el aire que respiran
¡Como desaprovechan la vida!
La mayoría de las veces dejamos
pasar por desapercibido esos detalles, no reflexionamos en que de aquello que
parece tan minúsculo se derivan algunos estados nada satisfactorios y que nos
pueden irritar intensamente, por eso tenemos que trabajar mucho en la sensatez,
sin presiones, no seremos jamás un ente de perfección o personas con mil
virtudes y cero defectos; sin embargo, estos aspectos de nuestra personalidad
son los que poco a poco van debelando los puntos fuertes y los que están
frágiles, para que sepamos cambiarlos con mucha paciencia.
Irse puliendo con aplomo implica muchos
esfuerzos, la base de todo será el aceptar las conductas que entorpecen nuestra
serenidad y que de igual manera nos hacen propensos a actuar con exasperación,
alejándonos de poder conseguir un estupendo balance en las diversas ocupaciones
que efectuamos a diario.
Fijémonos en el progreso que
alcanzamos, tener intención es el comienzo, más no equivale a todo el
compromiso que se debe asumir cuando nos movemos bajo el deseo de llegar al
máximo nivel.
Igual todo pasa, y sé que no me
equivoco al decir que terminamos
riéndonos de nosotros mismos por esas escenas un tanto pavorosas, ¿ENTONCES? Dejemos los dramas en el
teatro.
Que nada nos condicione, que nada
nos sugestione.
Con afecto,
Estefanía Villacís G.
0 comentarios: