El hábito de ser libres
¿Qué significa ser libres? He
realizado esta pregunta en incontables ocasiones y en las últimas horas más. He
sentido una emoción pura al escuchar respuestas preciosas de quienes viven
motivados y con una actitud recia. También he escuchado respuestas que me han
causado un poco de estrés momentáneo, me han parecido un drama incoherente
algunas cosas que me han contado, pero de todas aprendo algo, de todas obtuve
una importante enseñanza; de entre las muchas reflexiones a las que llegué, les
enumero las siguientes; la primera, nos
gusta, mejor dicho nos encanta victimizarnos; la segunda, no sentimos “mejor”
culpando a los demás por lo que nos pasa; la tercera, nos “queremos tanto” que
nos subestimamos; la cuarta, quinta, sexta, séptima, octava y que sigua la
cuenta… se resumen en ser prisioneros de nuestros errados conceptos. Solitos
nos cortamos las alas.
Ser libres significa convencernos
de que somos poderosos para crear lo que nos hace bien y lo que se adapta a
nuestras necesidades, no a las necesidades de otra persona; hablar con mucha
propiedad lo que pensamos y no lo que los demás quieren que pensemos; actuar
sobre nuestros principios y no bajo la dirección de intereses ajenos; vivir en
un balance constante que nos proteja de caer en los pozos de la monotonía y de
la resignación.
Todos nacemos con libertad, pero
cuando llegamos a la adultez sin ser necesario que infrinjamos la ley para que
nos apresen, nos encarcelamos. Nos llenamos de no puedo, no debo, no quiero, no es bueno, no, no, no, ¡TENAZ!
Gracias a esas consignas tan repetitivas dejamos que la frustración se instale en
nuestras emociones y a la vez se imponga sobre nuestros demás sentimientos,
causando una pérdida irremediable de empeño.
Acostumbrarse nunca es bueno, y
aunque lo sabemos hasta la saciedad, nos fascina acostumbrarnos, a veces somos
masoquistas, yo misma me he dicho ¡qué horror! Lo comparto porque he caído en
esa trampa. A pesar de ello, me he aplicado y sin titubear pronuncio en alto
que me siento y soy libre para volar cada vez más alto porque día a día me
alejo de cualquier cosa que intente cercarme. Recalco este aspecto porque las
costumbres y los hábitos pueden parecerse pero no son iguales, las costumbres
son peligrosas, someten, los hábitos nos transforman.
Esforcémonos en ser muy perspicaces para crear buenos hábitos, ya que son muy apropiados para
nuestro desarrollo, y renovarlos constantemente resulta lo ideal, porque nos
hacemos disciplinados, perseverantes; pero quien y nuestra absurda necedad, nos
confundimos pensando que los hábitos son malos, y no, malas son nuestras
percepciones.
El hábito de ser libres
representa que nos identifiquemos plenamente, que nos determinemos en lo que
queremos, que aprendamos a lidiar con las inevitables situaciones que ponen a
prueba nuestra resistencia, que hallemos nuestro punto de equilibrio para que cada
paso dado deje un buen ejemplo y cada palabra dicha genere soluciones.
Trabajar diariamente para ser más
libres conlleva que dejemos de ser personas fácilmente influenciables, mucho
más críticas para saber bien lo que requerimos y por supuesto muy analíticas
para hacer que en nuestro universo de oportunidades todo se materialice de
manera impecable.
Con afecto,
Estefanía Villacís G.
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