El tiempo
Cuando me encuentro en un estado de recordar lo bonito de lo anteriormente vivido, y cuando estoy organizando y planificando lo que posteriormente sucederá, no puedo dejar de valorar infinitamente lo que significa el tiempo. Quizás la mayoría de la gente mira al tiempo como una simple estadística, como minutos, horas, días… para mí, el tiempo representa la principal oportunidad de lograr cada propósito trazado en el camino.
De pronto para otras personas el
tiempo es el mejor remedio para curar sus “males” u olvidar sus “desdichas”,
válido, aunque personalmente me he demostrado que el tiempo tiene como función
principal el propiciar situaciones positivas y luego anular los aspectos
negativos del pasado, nunca estaré de acuerdo con inclinar la balanza hacia el
extremo de lo oscuro ni de las tonalidades grises; el equilibro respecto al tiempo se gana enfocando nuestra
visión en lo que brille y esté lleno de colores.
Todo se puede recuperar en esta
vida, menos el tiempo, porque muchas cosas están destinadas a ocurrir no cuando
deseamos, sino cuando tienen que pasar, cuando es más conveniente;
dimensionarlo no siempre es sencillo ya que entran en juego el ego y la vanidad,
que desencadenan caprichos, mismos que aunque suenen terribles, no causan
mayores estragos si son identificados rápidamente e ignorados y opacados con la
sensatez precisa.
El tiempo es el mejor aliado de
toda persona, una especie de amigo incondicional que debe ser apreciado al
máximo, cuidado como el mayor de los tesoros, convertirlo en igual de productivo como
el terreno más fértil, dejarlo fluir como el agua; sólo así se
convertirá en el propiciador de hechos mágicos.
Por lo mismo digo que podemos
perder cualquier cosa, pero el tiempo NO, pese a que si realizamos un ejercicio
de sinceridad y con plena consciencia, evidenciariamos que muchas veces
invertimos más tiempo del adecuado en actividades de ocio y no en aquellas que
son más aconsejables para nuestro desarrollo personal.
Uno de mis compromisos es el de eliminar
de mi vocabulario la frase “No tengo tiempo”, si hay tiempo, lo que lo boicotea
y disminuye es el desgano y la pésima costumbre de no establecer prioridades.
Ojalá fuera el compromiso de todos, en razón de que irónicamente la mayoría
emplea más tiempo en generar problemas, chismes y hostilidades que en
multiplicar las cosas lindas que se presentan continuamente.
Seré breve, el tiempo es
invaluable, mi tiempo es el mayor regalo que poseo a diario para mantener mi
vida resplandeciente, y tu tiempo debería ser aprovechado de la forma más
óptima en base a tus preferencias.
Cuando hay tenacidad, el tiempo
se multiplica.
Cuando hay alegría, el tiempo
parece interminable.
Cuando hay organización, el
tiempo sobra.
Cuando hay tiempo, es cuando se
vive con motivación.
Con afecto,
Estefanía Villacís G.
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