Víctimas o Victoriosos
Vivir con valentía, es decir,
absorbiendo todo lo que implique fortalezas y entusiasmo, aparta los miedos,
aquellos miedos que en muchas personas arrojan mentiras y maldades. En
resumidas cuentas los orientan a vivir serenos y no en un estado constante de
victimización.
Las personas víctimas la mayor
parte del tiempo están quejándose de todo sin tener el fabuloso gesto de
agradecer por las cosas que le han permitido tener avances, por las situaciones
que les han regalado aprendizajes, por las personas que con sus acciones
independientemente de si fueron buenas o malas les dejaron lecciones, las
cuales deberían siempre tenerlas presente para no mostrarse ausentes,
tristemente indiferentes a lo lindo de la vida. Estas personas viven en
confrontación con ellos mismos y con todo lo que se encuentre a su alrededor.
Las personas victorias analizan
pero no dudan, confían en sí mismas y también en los demás, procuran
ser amables en todo momento y no muestran actitudes hostiles. Saben que los
obstáculos deben ser tratados como divertidos juegos y no vistos como muros
insuperables. Trabajan desde el corazón, porque la mente y el cuerpo son sólo
instrumentos que funcionan con la fuerza interior que se cultiva de buenas
energías y certezas. Crean círculos de armonía y no comulgan con la hipocresía.
En el mundo diverso que vivimos nadie
puede “igual”, pero lo ideal sería que en todas las diferencias que tengan los
unos con los otros, prepondere la similitud de ser correctos y optimistas,
serviciales y respetuosos, con identidades claramente definidas, sin creencias
donde el desconsuelo sea el protagonista.
Una de las primeras victorias que
cualquier persona puede tener consiste en saber vencer a los pensamientos
vacíos, tristes, de odio y sobre todo a los pensamientos de resentimiento, la
segunda victoria es poder suprimir expresiones igual de grises, y la tercera
poder actuar libre de esos condicionamientos que siempre van a resultar
nefastos. De ahí en adelante, todo en cuanto sea trabajado con pasión será
alcanzado sin ninguna clase de distracción.
Cuando me topo con personas que
viven en un estado de víctimas me prometo jamás, por ningún motivo actuar de
esa forma, puedo comprender que todos pasamos por momentos no tan agradables,
pero no puedo comprender que la mayoría se quede dando la vuelta en hechos
dolorosos y que no decida dar un salto a un lugar donde está latente la
oportunidad de revertir en mucha felicidad todo lo que en el ayer las pudo
haber lastimado e incluso atormentado.
Luchar es transformar y aquello
es una práctica diaria, si no se cortan las cadenas mentales, podremos caminar
con normalidad, pero no avanzar hacia todos los destinos maravillosos que se
presentan en cada uno de nuestros días. Ser victoriosos no implica que en las
historias personales no hayan existido derrotas, significa que nada puede
derrotar un espíritu libre, feliz y auténtico.
Porque hayan miles de personas
VIC, pero victoriosas, para nada víctimas, sembremos alegría y positivismo en
nuestros espacios, transmitamos amor y así se irán anulando las partículas
tóxicas del lamento que únicamente aniquilan almas.
Con afecto,
Estefanía Villacís G.
Excelente artículo. Recomendado!!
ResponderEliminarExcelente artículo. Recomendado!!
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