Como te sientes, vives...
Las interrogantes son necesarias,
hallarle las respuestas puede tornarse crucial, sin embargo, que la ansiedad no
gane cuando algunas respuestas se conviertan en esquivas o indescifrables, en
el instante preciso todo se aclara, recalcando además que tampoco es el mejor
plan vivir entre signos de interrogación, los de exclamación nos indican que
estamos haciendo mejor y más divertidas las cosas, nota importante para el día
a día.
Si te sientes bien, en armonía
con aquel ser que construyes constantemente, y sobre el cual nunca se dejaran
de hacer remodelaciones, vivirás en prosperidad. Si te sientes mal, pues nada,
lamentablemente veras los arcoíris en blanco y negro; y no se trata de negar
que hayan cosas que pudiesen afectar el anhelado estado de plenitud, se trata
de no dejar apagar la alegría que es energía para los diferentes andares, de
activar ese extra de ánimo que nos blinda ante las vicisitudes.
Respirar, inhalar y continuar…
nuestra mente es la mayor arma para todo y nuestro cuerpo responderá a ella,
los miedos pueden aparecer, si te bloquean algo no anda bien, a pesar de ello
hay que darse el tiempo de mirarlos y analizarlos, ya que así podremos ir
encontrando todas las llaves que abran las puertas de la felicidad, finalmente esto
nos irá fortaleciendo, y a la par nos hará comprender los enigmas que los causan.
El convencimiento es primordial,
es decir, no dudar en que pasa o que sientes lo que afirmas, aunque no tendrá
mayor impacto si pierde la consonancia con lo que haces; resultará divertido
sino escuchas las voces de la desesperanza; resultará un triunfo si escuchas
las voces de la valentía; y, resultará satisfacción cuando veas que nada te
impide llevar la vida por la que trabajas.
Siéntete agradecido y tendrás
siempre más por agradecer; siéntete afortunado y tendrás más oportunidades de
vivir situaciones excepcionales; siéntete feliz, y vivirás feliz.
Para tener grandes oportunidades,
hay que comenzar por darse la oportunidad de sentirse capaz de transformarlas
en extraordinarias conquistas.
Con afecto,
Estefanía Villacís G.
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