COMPARTIR, EXPONER Y HASTA MATAR.
Siempre he tenido la concepción
de que no todo debe ser dado a conocer en el mundo de las redes sociales, me
refiero al ámbito personal de cada individuo, si bien la función de éstas ha
sido el fortalecer los lazos de fraternidad con nuestros amigos y conocidos, intercambiar
los momentos especiales, generar espacios de debate, propiciar logros sociales,
entre muchos más que se podrían mencionar, en la actualidad las cosas se han
trastocado.
Mis redes son públicas pero mi
vida privada, me digo siempre y lo digo cuando toca decirlo, yo decido que
compartir, los momentos importantes, lo poco transcendente o “poco feliz”, para
mí, no tendría sentido, no por crear una imagen de perfección, sino por la
consigna de que a la gente hay que contagiarla de cosas buenas, de entusiasmo,
no de pesares. No todo se debe publicar, hay que cuidar la intimidad porque no
podemos adivinar las intenciones de otros, y en muchos casos y de forma
inconsciente le podríamos dar elementos
a alguien más para que nos perjudique. Por el motivo que sea, no vale la pena
hacer un show de nuestra vida íntima.
De otro lado, existe un tema
crucial, el difundir comentarios o contenidos de cualquier tipo que genere
afectaciones hacia otra u otras personas, cabe cuestionarse, ¿Somos conscientes
de la afectación que podemos causar en una o muchas personas con nuestros
comentarios o publicaciones en redes sociales? No me equivoco al pensar que la
inmensa mayoría no lo es.
No tenemos el derecho de juzgar
la vida de alguien que no conocemos, simplemente porque no estemos de acuerdo
con algo determinado, nadie puede saber más que la persona en cuestión sobre su
vida, ¿Qué ganamos actuando como jueces de otros? Cada uno debe reflexionar…
nuestras publicaciones pueden matar, pueden anular, acabar con el proyecto de
vida de alguien, no se puede exhibir al otro porque sí, no nos gusta ser
exhibidos ¿Verdad? Entonces seamos consecuentes, no irrespetemos a los demás.
Irónicamente caemos en
contradicciones, por ejemplo somos indiferentes ante la necesidad de alguien
cercano y SÍ no siempre podremos alivianar las penas de otro, pero esperamos la
tragedia para hablar de valores, para horrorizarnos y hacer viral sucesos en
base a “nuestra verdad”, que terrible. Pedimos reflexión, pero no
reflexionamos, tachamos y calificamos sin mayor información sobre lo que otro
cree saber.
Tenemos la libertad para elegir,
hacer, decidir, compartir, y más, a pesar de ello no podemos olvidar que toda
esa libertad se altera cuando nos inmiscuimos en la vida de alguien más,
cuando propiciamos un cyberbulling, amenazando, hostigando, humillando a través
del internet. Es hora de parar con la violencia,
guerras mediáticas, tensiones de todo tipo y cualquier cosa que genere caos.
Hoy en día no hace faltar
golpear, insultar, o algo parecido, basta con propagar contenidos sexistas,
machistas, discriminatorios, racistas, para agredir. El mundo de las redes
sociales cada vez se vuelve más nefasto, ¿Quién tiene la culpa? Nosotros ¿Quién
puede revertir lo negativo que ha surgido? Nosotros.
Usemos las posibilidades que nos
brindan las redes sociales para crear cosas maravillosas, demos clics que
infundan paz y progreso, no una generación genocida de almas.
0 comentarios: