Impuesto al trabajo: Cuando los asambleístas no legislan sino que extorsionan.
Etimológicamente, diezmo
procede del vocablo latino decimus y está
vinculado a un décimo (la
décima parte de algo). El concepto se utilizaba para nombrar al derecho del 10% que un rey
exigía sobre el valor de las mercaderías que entraban a su reino o que se
traficaban desde sus puertos. La noción de diezmo, por lo tanto, suele
asociarse a un impuesto del
10%
que se debía pagar a un rey, a un gobernante
o a un líder
religioso. Quienes debían realizar el pago entregaban la décima
parte de sus ganancias o ingresos al acreedor[1].
Hoy en día, la palabra diezmo,
acapara la atención de todos los ecuatorianos, y no por temas de monarquía o religiosos,
sino por la corrupción de algunos asambleístas. Ya no son fiscalizadores, sino
incautadores de sueldos. Avanzó la patria, pero la de ellos.
El hombre del maletín, ha quedado
atrás, si alguna vez alguien dijo que esta práctica sería la única o eterna dentro
del legislativo, estaba equivocado, porque en la Asamblea Nacional están
campeando los diezmos, cuotas y más. Una vergüenza, que ha sido un secreto a
voces, pero como no hay mal que dure cien años, y siempre un valiente que no
tiene miedo de serlo, se abrió la caja de pandora.
Sin embargo, sin este escándalo,
la ciudadanía ya estaba alarmada con muchos temas en torno al legislativo, así
como por la preparación de muchos asambleístas y por su compromiso para
realmente cumplir sus funciones. Ahora que con tanto machismo y sexismo no se
asombren cuando salga a la luz que no sólo diezmos sino sexo se pedía por un
puesto.
Respecto de la preparación siempre
he dicho que a la final eso es relativo porque nadie nace sabiendo (también se
aprende en el camino) aunque si es fundamental prepararse para hacer un buen
trabajo y algo adicional, estar dispuesto a hacerlo bien. Para mí, el consuelo
era que al menos tuvieran principios, NI ESO. Ayer en un taxi escuchaba a los
presentadores de una radio decir que para ellos la política es lo peor, que ven
a un político y enseguida se resisten, tan bajo ha caído esto; pero no son los
políticos, son los politiqueros que viven en cálculos perversos, trabajando
para sus mezquinos intereses.
Les hacen daño a las personas que
tienen una necesidad de trabajar y daño al país porque no contratan a quienes
con sus conocimientos sumen a su labor sino a quienes estén a sus antojos
domésticos y personales.
Conocer sobre las contribuciones
navideñas también sería interesante, porque ser generoso con plata ajena es lo
más fácil y lindo para muchos y diciembre es el mes donde saltan “políticos” y algunas
autoridades a mostrarse como los más altruistas, como filántropos; hay unos
cuantos osados que se describen así, he leído aquello en algunos perfiles y
solo he dicho, DIOS perdónalos porque no saben lo que escriben. A costillas de
sus colaboradores intentan convencer al electorado de lo que no son.
No hay que confundir lo que es
ALTRUISMO, SERVICIO SOCIAL y POLÍTICA, en ese momento nadie disfrazado de
benefactor/a atrasaría el progreso de los pueblos. Los gobernantes están para
generar desarrollo y bienestar no ASISTENCIALISMO.
A todo esto voy a tocar otro
punto, mucho se habló la “meritocracia”, si hubiera sido así, ¿Cuantos nuevos
líderes habrían ahora? ¿Cuánta innovación se habría dado?; lo que imperaban
eran los esbirros y oportunistas. Prueba de ello es que estamos a puertas de
las elecciones seccionales y quienes aspiran a alcaldías y prefecturas son las
caras de la política pasada, que vale recalcar no es del todo malo, pero en lo
personal no me es esperanzador, porque todo ha cambiado y seguirá cambiando, y
dudo mucho de los políticos de antes y además conservadores, ya no estamos para
eso, sino para líderes progresistas en todos los sentidos.
Cordial invitación a rebelarnos
contra el sistema, a rescatar la política, no más opresores ni oprimidos.
Estefanía Villacís G.
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