Los extremos del drama Amor romántico / Amor por conveniencia El punto medio es el AMOR COMPAÑERO
No puedo saber con certeza si las
personas de otras generaciones buscaban ayuda profesional o coaches para ser
felices en pareja, para encontrar una, salvar una relación que estaba muriendo,
etcétera; lo que sí sé, es que al día de hoy media humanidad se queja de que
nos los quieren o los quieren mal, y no se dan cuenta que son ellos mismos los
que no lo están haciendo.
En este tema hay factores
cruciales, en primer lugar lo que escuchas en tu casa, familia, entorno, que
por lo general es: “El amor todo lo
puede, el amor todo lo sufre, el amor todo lo llora”, MAL. En segundo lugar,
tus patrones y los de la otra persona que para que lleguen a ser visibles
demandan un arduo análisis. Y, en tercer lugar pienso que está el hecho de no
llegar a definir con precisión qué es lo que te mereces, que es lo que quieres,
que es lo que adiciona positividad y energía a tu mundo, lo que te hace
evolucionar como persona. Hay que romper paradigmas.
En el amor romántico la gente se
hunde porque se deja convencer que sin la otra persona no puede ser feliz, no
puede vivir. Se deslumbran por lo mínimo y se derrumban por lo mínimo también.
En esta era tecnológica, miden el amor por los emoticones que les lleguen
diariamente a Whatsapp, por los minutos que puedan hablar, cantidad, cantidad
que en algún rato a uno de los dos lo va a asfixiar. Pero pasa cualquier cosa y
siguen ahí, dependientes en su máximo nivel. Se consuelan pensando que el
tiempo aliviara sus penas, y NO, NO se necesita tiempo, sino fortaleza y
determinación para calmar la mente y sanar el corazón. No persigan gente,
persigan sus sueños, no dejen que nadie los aleje de ellos.
Ortega y Gasset en su libro titulado
- Estudios sobre el amor - expresó: “Conviene resueltamente decir que el
enamoramiento es un estado de miseria mental en el que la vida de nuestra conciencia
se estrecha, empobrece y palariza”[1],
fuerte pero absolutamente real, pues justamente ese amor romántico produce dicho enamoramiento que nubla la razón.
En el amor por conveniencia la
gente se estrella porque donde hay necesidad va a existir calamidad, no hay conciencia,
sólo expectativas disparadas, que dirán reforzados, intenciones marcadas de
dominación, aquí la gente no es feliz porque calcula la vida y no la vive. No
saben querer, sólo desear, no saben tener ni dar libertad ya que al ser su
realidad material y superficial, piensan que como todo se puede comprar, la
vida de esa otra persona sólo está para divertirlos en su mundo banal. Los “buenos
partidos” por lo general son grandes líos.
Como dijo Zygmunt Bauman: “La conveniencia necesita poco tiempo para
convertirse en su opuesto. Así que no permita que la relación se escape de la
supervisión de su cabeza, ni que desarrolle su propia lógica, ni –
especialmente- que ocupe otros territorios, saliéndose de su bolsillo, que es
adonde pertenece”[2].
Ahí está, el amor por conveniencia genera esclavos.
El amor compañero, es el correcto
y saludable, donde tú eres para el otro y el otro es para ti en la misma
medida, sin que se llegue a cruzar la línea de la dependencia. Donde ambos se
motivan, admiran, y apoyan para alcanzar sus metas, no hay competencia sino
amistad pura. Donde no hay mentiras ni máscaras sino verdad y autenticidad.
Donde no hay caprichos sino consensos. Donde sí a uno no le apasionada algo como
al otro, no busca alejarte de ello, sino que se acerca a eso por tu felicidad. Donde
prevalece la libertad para que cada uno trabaje en su mundo con mucho respeto y
sanos límites. Donde prevalece la paz, no hay espacio para la ansiedad, donde
se vive en bienestar.
En el amor romántico y en el de
conveniencia la gente deja de ser, se adapta, en ambos existe un opresor y un
oprimido, siempre uno que vive con la culpa de hacer todo mal porque le ha dado
ese poder a la otra persona para que la violente de esa forma. El punto medio no
es un poco de amor y un poco de interés, es todo compañerismo.
La unión de dos personas con el
suficiente amor propio da como resultado ese AMOR COMPAÑERO.
No seas llanta de emergencia, se
tu propio vehículo y elige bien con que llanta quieres rodar.
Estefanía Villacís G.
[1]
Ortega y Gasset, José, Sobre el amor.
Antología, Editorial Plenitud, Madrid, 1963.
[2]
Bauman, Zygmunt, (2005c), Amor líquido. Acerca de la
fragilidad de los vínculos humanos, Fondo de Cultura Económica:
Argentina.
0 comentarios: