Detenerse no es estancarse

19:48 estefania villacis 2 Comments


Mantener un alto nivel de energía para desarrollar nuestras actividades sería el ideal pero no es real, no siempre podemos mantenernos con toda la agilidad posible, no es malo resistirse de vez en cuando, si estas desganado disfruta del ocio, eso sí, no te acostumbres. Estos estados también son provechosos pero una vez al mes o rara vez.

Muchas de las ideas brillantes de tantas personas que han alcanzado cosas realmente extraordinarias, seguro también florecieron de esos días de pasividad, y sí, también hay días donde la mente se pone blanco, se rebela y es como si nos diera la orden enérgica de, NO QUIERO PENSAR, NO QUIERO TRABAJAR, DEJAME DORMIR, literal, nuestras neuronas también necesitan de vacaciones para reactivarse con mayor potencia. 

Me pasa pocas veces, y cuando sucede me digo: Hoy te hace falta inspiración, y es que sí, aunque escuches tu canción favorita a todo volumen, o comas algo rico, no te sientes ni llena de energía, pero tampoco cansada, simplemente te encuentras en un estado neutro y lo único que te provoca es un majase relajante y un té calmante.

Esos días así no deben ser considerados perdidos, aburridos, ni nada parecido, solamente debemos asimilarlos como días diferentes y no menos importantes ya que resultan como unas pausas necesarias para mantener a raya la ansiedad. Corriendo no siempre se llega bien, a veces ni corriendo llegas a dónde quieres, ya que podemos caernos estrepitosamente si vamos a toda prisa y sin medidas de precaución; el descanso no se puede dejar de lado.

Lo fundamental para no desenfocarnos es escuchar a nuestro cuerpo, estar atentos a las señales que nos da, si lo sobrecargamos creyendo que es una máquina inagotable lo podemos malograr. Dormir es una gran medicina y si dormir no es lo que te provoca, cierra tus ojos evitando que se reproduzcan imágenes caóticas.

Aislarse es un término que puede sonar radical, en efecto no es algo aconsejable para instaurarlo en nosotros, en cambio el aislarse por horas en esos días que nuestro ánimo está ausente, es una excelente opción para soltar las cargas, como un efecto de reseteo en nuestro cerebro porque hasta las buenas emociones al irse acumulando nos pueden abrumar al punto de hacer que nos despotriquemos como los caballos.

Acepta los días tranquilos y donde sólo te place estar en quietud, puesto que te estabilizan, liberan espacio en ti para que puedas absorber lo que está faltándote y de la misma forma te adaptan para que puedas conectar lo que se ha desconectado e incluir lo nuevo.

Detenerse unas horas, un día o quizás un par, no tiene por qué significar retroceso, lo sería si no nos auto concedemos el tiempo para despejarnos, para sencillamente saber apagarnos cuando sea el instante conveniente y con la misma inteligencia saber encendernos de un modo más resplandeciente y continuar enfocados en nuestro proyecto de vida. 

Las presiones nos moldean, pero presionarnos a estar siempre con el mismo dinamismo nos bloquea.

Estefanía Villacís G.

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